sábado, 15 de febrero de 2014

Carta abierta a Florentino Pérez

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¡Salve, estimado Presidente! Ahí le brindo mi más abracadabrante idea.
No hay duda que de su mano el Real Madrid es hoy más grande. Usted ha contribuido de forma indiscutible en el crecimiento de La Sociedad, concibiendo una estrategia y ejecutando una gestión económica que se impone sin discusión y que se hacía indispensable para sacar nuestro Club de la situación cataclísmica en la que estaba sumido. Su proyecto no descansa y, gustos estéticos al margen, ahora abre un extraordinario horizonte con la remodelación del estadio. No sería justo no felicitarle por ello. A usted, o, quizá a ese ego que también es usted y que necesitaba reconciliarse consigo mismo, tras aquella “espantá” de recuerdo asaz decepcionante.
Cualquier aficionado que tenga más de doce años sabe que en fútbol como en la vida, todo es posible y nada es seguro. Por tanto no cabe exigirle triunfos ante la notoriedad de haber puesto todos los medios a su alcance para conseguirlos. Incluso ha llegado a tragarse su orgullo lanzando frases de adoración a los propulsores subterraneos del sabotaje ignominioso de su anterior proyecto (le juro que yo les hubiera acribillado a balazos en el mismo parking del Bernabéu) y ese gesto también hay que valorarlo en su justa medida.
Me consta que su yo triunfador no soporta ni un minuto a su yo derrotado. Sé que le repugna el discurso plañidero y perdedor de precaria inteligencia que señala la mano de Villar como un obstáculo insalvable, y le alabo el gusto. Me consta que es su prioridad una competición justa, y apuesta por eliminar a Sánchez Arminio, a quien señala como el puto testaferro de una voluntad superior.
Pero aquí ya, Señor Presidente, es donde nos distanciamos. Porque sabiendo mejor que nadie como están las cosas no debería permitir a su vanidad seguir cometiendo errores de cálculo. Pues en medio de este bosque de disparates, de abusos y de corrupción, a usted no se le ocurre otra medida de presión que filtrar su descontento con el líder de esa horda de monos gesticulantes que son los árbitros. ¿Para qué?
Basta ya de medidas pusilánimes. Tómese esto como una cuestión de principio, una cuestión de alta moral. No nos haga caer otra vez en un estado de depresión insoportable. Cambie esa su actitud disociada de la que la mayoría social reclama, y ejecute la que debería corresponder a un presidente que se proclama heredero de la filosofía de Don Santiago Bernabéu. Denuncie usted todos lo tejemanejes del líder de esos inútiles a los que si en lugar de designar se les barajara la clasificación no variaría un punto pues actuan al dictado.
Sabemos que su carácter esencial es su absoluto despojamiento de agresividad. Pero con su “señorío” contribuye de forma clara a la estrategia del enemigo. Sepa que si se mantiene en ese estilo instalado en la aparente indiferencia, el madridismo básico lo puede interpretar como un ejercicio continuo de negligencia. Porque seamos claros, por incauta y simple que sea la mayoría de la masa social, cuando la protesta se carga de sustancia y necesidad, hasta el más tonto de la grada deja de parecer una niñera inglesa.
Y sepa, querido Tito Floren, que si esto llegara a suceder sería por detalles como el de tener los santos cojones de entregar nuestra defensa a una voz afónica de energía. Es triste ver a la pareja “Pardeza y Butragueño” como, aparentemente disminuidos en su ímpetu vital, abaratan, trivializan e incluso justifican las acciones de árbitros, rivales y emboscados hinchas lanzadores de mecheros. Esta actitud de lavarse las manos en la palangana de unos portavoces de atolondrado discurso, de palabras privadas de solidaridad con nuestros jugadores, sólo se puede calificar de desastrosa. Cambie de una vez su política de comunicación, olvide lo políticamente correcto y ponga al frente a alguien transparente, firme, directo y elemental. Olvide sus vicios empresariales, y abandone tanta teatralidad e hipocresía.
De usted, a quien la inmensa mayoría de sus socios considera un hombre rectílineo, exigimos un propósito y un método. Confiamos en que actue de una puta vez, que se enfrente con valentía a la injusticia, que no se haga corresponsable de esta situación, y que actue con un gesto de protesta que suponga un escándalo mundial.
Por todo lo anterior es por lo que mi simplicidad le propone que retire el equipo durante la celebración de la final copera a la primera decisión descarada del simio de turno. Sepa usted -seguro que lo sabe- que un acto así ya lo protagonizó el Valencia en 1930 en el antiguo Chamartín. Por tanto le pido que actue. No nos defraude de nuevo. Honre de verdad, no sólo de boquilla, a aquel presidente respetable y digno, honre al hombre inquebrantable, a ese Santiago Bernabéu que siempre gozará de nuestro cariño, agradecimiento y admiración. Porque en esta vida no todo es ganar, aquí cualquiera puede acabar derrotado o fracasado, pero siempre cayendo con la valentía y la dignidad con las que unicamente se alcanzan la verdad y la grandeza moral.
Saludos y ¡Hala Madrid!

miércoles, 5 de febrero de 2014

Actitud (by @sofiaurribarri)

sofia
Actitud, del latín ‘actitudo‘, también definida como un estado de la disposición nerviosa y mental, que orienta o dirige la respuesta de un sujeto ante determinados acontecimientos. Es decir, la actitud es como una ‘motivación’ a partir de la experiencia, en la que se adquiere predisposición, que permite responder ante estímulos, que se adapta de forma activa y como consecuencia, se obtiene un proceso efectivo.
Pues bien, el Real Madrid ha tenido -por fin- un partido importante dejando aparte la Juve, el Derbi y el Clásico. Este domingo 2 de febrero se jugó contra el Athletic un partido que deja qué desear, donde los jugadores -en general- salieron sin actitud y sin motivación, contradiciendo lo visto en el calentamiento: energía y ganas. Pero eso quedó ahí, en el calentamiento.
Tenían una motivación: posicionarse por encima del eterno rival, donde siempre tiene que estar el mejor Club del mundo, con el mejor jugador del mundo, pero nos calentaron y nos dejaron a medias.
Los jugadores salieron con la misma línea: gol por partido, con carencia de fluidez en el juego y en los que ni los mejores del equipo, brillaron.
Para ser franca, la técnica, los títulos, las copas, los goles… demuestran al mundo quien es el mejor, pero el tenerlos no gana partidos y mucho menos títulos. Lo que sí gana un partido son las ganas, la sangre de los jugadores por la sed de victoria.
La finalidad de cada miembro del equipo debería ser ‘morir en el campo’, sea cual sea el rival.
No hace mucho en el Santiago Bernabéu -o fuera de casa- once jugadores salían con actitud, con la única finalidad de dejarse la piel y el que no lo hacía, no jugaba, a lo que llamamos:“maritucràcia“.
Visto los resultados de los partidos relevantes, empatados o perdidos, el de hoy ante el Atleti muchos irán con “miedo”, y lo único que hay que tenerles a los indios es respeto.
Actualmente podemos decir que son un claro ejemplo de equipo con actitud, dispuesto a ganar, pero no podemos olvidar que esto el Real Madrid, que solo han sido resultados y que hay que estar confiantes.
Hoy son once, más todos nosotros apoyándoles con ganas en el mismo Bernabéu o de corazón, y aunque no esté de acuerdo en  muchas cosas con Carletto –y mucho menos satisfecha-,no lo olvidemos: somos los más guapos y más envidiados del mundo. Es por ello que tienen salir al Templo con actitud para bajar de la nube a los del Atleti y poner los puntos sobre la mesa, mientras disfrutamos de nuestro Madrid.