viernes, 27 de mayo de 2016

El Ostracismo



Mes de mayo. Uno de los meses más bonitos del año, que duda cabe. Mes que nos brinda la oportunidad tanto de disfrutar de un clima soleado y alegre, como la de 'luchar' contra uno imprevisible como él solo. A propósito, también es época del festejo de una de las ceremonias religiosas con más impacto en nuestro país. Sí, la tradicional Eucaristía; la Primera Comunión. En ellas, y por regla general, somos partícipes del sermón del cura (bendito sermón) y acto seguido cómplices del acribillamiento de fotografías al protagonista. Por regla general, insisto. Claro que siempre hay excepciones; en la que me instalo. Tras todo esto, nos acercamos irremediablemente a la hora de comer y asistimos al ágape, rodeados de familiares y de tipos a los que vemos tres veces contadas al año. En el convite, independientemente del amplio abanico de temas sociológicos a los que poder echar mano, escogemos con ansía (yo el primero) el fútbol. Y es aquí dónde quiero desahogarme. El pasado sábado, viví una situación la cual estoy seguro que tú mismo, querido lector, has pasado o pasarás por ella. En pleno debate futbolístico, a raíz de mis posturas y simpatías futbolísticas, descubrieron la pasta madridista de la que estoy y estamos hecha. Una pasta madridista de verdad, y que por tanto, es mourinhista. Digo descubrir simplemente porque mis contrincantes dialécticos, por suerte o por desgracia, me ven dos veces al año; como mencioné anteriormente. Volviendo al plano futbolístico, el hecho de ser mourinhista, te implica desde el minuto 0 a defender tus ideas y posturas desde un ostracismo oscuro y vacío. Este aislamiento se produce gracias al triunvirato que forman colchoneros, culés y 'madridistas' en contra del odio tan salvaje que focalizan hacia la figura de "The Special One" alegando que se cargó a Íker y que, por idiosincrasia, es un ser prepotente y maleducado. Lo sé, suena hilarante. Lo realmente triste es que, con el afán de coadyuvar con la causa antimourinhista, un amplio sector del madridismo se prefiere aunar con colchoneros y barcelonistas, riendoles las gracias, antes que alentar a uno de los tuyos. Es una realidad. Nuestro bando siempre sufrirá, y más en este tipo de situaciones, una antipatía injustificada, una inquina y una aversión de dimensiones bíblicas porque hemos sido, somos y seremos los malos. ¿¡y qué importa?! No nos engañemos, este ostracismo nos hace más fuertes. Nos ayuda a manifestar nuestras posturas sin ningún tipo de complejo y con todo el orgullo del mundo. Porque, como bien dijo nuestro cap17án: "No se debe confundir la verdad con la opinión de la mayoría". Esa es la cuestión. Cuando te tilden de "mourinhista" tras hacer un feo gesto, defiende tu postura con uñas y dientes; sea el mes de mayo, en plena Comunión, o estés de Luna de Mikel en Nueva York.

Será en ese momento cuando todo se convertirá en irrelevante. Absolutamente todo. 


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