domingo, 24 de julio de 2016

¡Mourinho se ha comido los deberes!


No se si alguien ha utilizado alguna vez en el colegio la excusa de perdón profe, pero mi perro se ha comido los deberes. Y si los hay, deben ser aquellos que ahora utilizan una y otra vez la coletilla la culpa es de Mourinho.

Revisando la prensa de hoy nos encontramos un artículo en EL MUNDO que se titula "Carbonero y el coach del coach" sobre los motivos del fracaso del nuevo programa de Sara Carbonero en Telecinco. Lo firma Luis Martín, y su conclusión es clara: El programa fracasa porque se odia a Iker Casillas.

Si, si, han leído bien. Cito textualmente "Quiero ser, admitámoslo, era un programa condenado. Y lo era por contagio, por aproximación, por esa afición tan nuestra a empaquetar los odios en dosis consumibles. Es decir, por racismo; racismo familiar en este caso. Todo empezó probablemente el día en el que Casillas pasó a la suplencia, se peleó con Del Bosque y se convirtió en el símbolo evidente del desastre del 98 y, ya que estamos, del de la gloriosa selección española de Iniesta, ese hombre de Albacete." Es decir, el programa no fracasa por gustar o no gustar, eso es secundario. Simplemente porque, según este señor, Casillas cae mal.

Habla de "racismo familiar". Igual ya empieza a ser hora de hablar de racismo portugués en este país...

Y claro, en cualquier artículo que comienza de esta manera, no podía terminar de otra, buscando al verdadero culpable de todo...vuelvo a citar el artículo, su parte final, donde, además, el autor reconoce virtudes al programa, pero claro... "Yo estoy en que el programa es vanguardista. Eso o que nos aterra ver de forma tan nítida la ridícula mierda en que nos hemos convertido. Y luego está lo del odio cerval a Sara Carbonero, que, también y a su manera, nos define. A nosotros y a Mourinho."

"Mourinho", en negrita, para que destaque. Para que el lector que eche un vistazo rápido quede atrapado por las garras del malvado portugués. Y es que, tras ya 3 temporadas sin él como entrenador del Real Madrid, la obsesión sigue. Y no por los que le echan de menos, al contrario. Los que se alegraban y deseaban que José Mourinho se fuera lo más lejos posible. Esos que hicieron negocio durante tres años a base de centrar en él todas sus informaciones y todas sus frustraciones. Esos. Siguen llorando en la intimidad por su marcha, y desearían más que nadie su vuelta a los banquillos del Bernabéu.

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