Quizá aún no lo notemos, quizá muchos quieran olvidar (ya sabemos cómo funcionan muchos legados entre la variopinta y dispar afición madridista) pero de cara a una nueva temporada como vigentes campeones de Europa, con Zizou al frente del equipo desde el comienzo, vamos a necesitar una voz cantante —aparte de la de Miki Nadal en 90Minuti— que sepa dar zascas con clase, de esos que hacen dañito y provocan brotes de bilis día sí y día también.
Nuestro espartano por excelencia está en la sombra, alejado del vestuario en el día a día, de ruedas de prensa y zonas mixtas; si bien el actual capitán está actuando de momento como tal mejor de lo que yo misma esperaba y no me supone ningún problema reconocerlo…, con el comienzo de la Liga llegará su gran prueba de fuego. Enfrentarse a la prensa, defender los intereses colectivos, tener memoria para recordar comentarios maliciosos frente a la adorada alcachofa frente a la que muchos demuestran pleitesía sin descanso (tanto jugadores como periodistas) y alejarse de malas compañías suponen un reto arduo que pocos están dispuestos a asumir.
Tenemos al mejor jugador del mundo: Cristiano Ronaldo, que a pesar de haber levantado la Eurocopa con su país no cuenta porque Portugal llegó a donde llegó a base de empates (debe ser que los empates no suman para algunos si bien para otros, supone un gran mérito el evitar perder…). En fin, que demasiados palos gratuitos sin merecerlo (no llevar zumos encima que regalar a un naufrago no ayuda a una buena imagen) como para dar pie a más comentarios que muchos siguen creyendo al leer y ver los canales de tv considerados adecuados para dar una opinión de peso…, permitidme que me ría.
Descartados Sergio Ramos (más por su cambio de personalidad a Canelita sin previo aviso cuando menos falta hace) y Cristiano Ronaldo, me animo a pensar en Casemiro aunque la falta de antigüedad me echa para atrás, si bien demuestra en el campo más que la mayoría, o incluso nuestro francés favorito —sí, creo que es obvio que en este caso no piense en Karim— sino en Zizou. No me malinterpretéis que ya estoy oyendo a algunos. Para mí los zascas de Mou serán inolvidables a pesar de que su evidencia era enseguida rebatida por algunos; zizou a su favor tiene la elegancia, esa expresión de no haber roto nunca un plato (aunque rompiera algunos durante su carrera como futbolista) y la manera de hablar deja a muchos de los periodistas pensando si ha sido un zasca lo oído o no. Él no deja de ser quien es, uno de los jugadores más grandes de la historia, y su carrera meteórica en apenas cinco meses ha hecho que muchos se encuentren desubicados… ganar la #Undécima, plantarle cara al Barça en su casa ganando contra doce, ¡en fin! Consiguiendo todo lo que ellos no desean para el Real Madrid.
Nuestro club siempre fue, es y será muy grande; tanto que no pueden ni imaginarse cuánto lo es realmente. No importa que hayamos tenido el enemigo dentro durante años —esperemos que a partir de ahora sea solo un mal recuerdo—, que parte de la afición creyera —y aún crea— a pies juntillas lo que dicen los manolos, que los lavados de cara al rival cada vez sean más vergonzosos —al menos Messi también les ha robado a ellos si bien al señor Milongaza le pagamos todos— e infinitos argumentos más que sin que ellos desde su envidia no son capaces de ver, nos hacen cada día más y más grandes. No importa que aún los enchufes funcionen para estar en el equipo porque solo el trabajo en el campo lo hará posible en la práctica dejando todo lo demás en la teoría.
No importa qué digan o hagan, así como el legado de Mou aún siga vivo en algunos, el de nuestro espartano seguirá presente y no cabe duda de que llegarán más porque como dice Alcaide frente a muchos compañeros de profesión: Solos contra todo y contra todos.
No olvidéis que después de la Undécima llegará la duodécima y antes de lo que ellos creen.
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