domingo, 28 de agosto de 2016

Hablemos sobre Benzema



Este artículo va dirigido y enfocado especialmente a todos aquellos que han vivido y en efecto viven una continua relación de amor y odio con la figura de Karim Benzema. Hablemos sobre él. 


Karim se crió en la pequeña comuna francesa de Bron, en Lyon. Desde pequeño sufrió un bochornoso y cobarde acoso escolar  debido a su sobrepeso y a sus orígenes magrebíes. Tal vez el hecho de haber pasado por ese triste camino, ha hecho que se forme en él un carácter que conjuga, con suma excelencia además, fortaleza, sosiego y serenidad. Muy lejos de los impulsos y bravatas que caracterizan a otros compañeros de profesión de Benzema y que, curiosamente, éstos elementos (aparentemente negativos) son los culpables de que estos jugadores acaparen focos y portadas. No quiero decir nombres. 


Volviendo a sus orígenes, Karim es hijo de Hafid Benzema y de Wahida Djebbara, ambos de origen argelino. Su propio abuelo, Da Lahekal Benzema vivió en la ciudad argelina de Tighzert, antes de emigar a Lyon en la década de los 50. Además, Benzema profesa la religión islámica, lee un fragmento del Corán antes de cada partido y practica el ayuno durante el mes de Ramadán. 


Jugaba al fútbol en su barrio, con esas compañías que suelen ser marcadas y juzgadas con asterisco pero que, convencido estoy, ayudaron al jugador a evadirse de todos los problemas relacionados con el acoso escolar que vivía en la escuela y con tan sólo nueve años entró directamente a la Academia de juveniles del Olympique de Lyon tras un ejercicio en el equipo de su ciudad. Mes a mes iba ascendiendo peldaños hasta debutar el 15 de enero de 2005. En las cuatro temporadas y media que militó en el conjunto galo se erigió con tan sólo 20 años máximo goleador de la Ligue 1 en la campaña 2007/08, fue nominado para ganar el galardón del Balón de Oro en el año 2008 y, en general, se consagraba como una de las perlas más prometedoras y codiciadas del planeta fútbol. 

El 9 de julio de 2009, Karim Mostafa Benzema recibió el bautismo del madridismo en el Santiago Bernabéu al lado de la figura inefable de Don Alfredo Di Stéfano y rodeado de 30.000 gargantas que coreaban su nombre. En su presentación, bajo un rostro aparentemente ensimismado ornamentado con una perilla desafiante, entonaba a los cuatro vientos el famoso "¡¡Hala Madrid!!", que transmitía esperanza e ilusión a raudales. Era el comienzo de la leyenda.

Y sí, una verdadera leyenda del madridismo. Siete años le han bastado para situarse como tercer máximo goleador en activo de la historia de la UEFA Champions League y ser el décimo máximo anotador de toda la historia del conjunto merengue, sólo a 10 del mítico Butragueño. Claro que, si estos datos son de por sí impresionantes y reflejan la grandeza del futbolista, el valor de los mismos se multiplican por 10 cuando tienes la constancia de que comparte delantera con un goleador voraz como Cristiano Ronaldo y que, por ende, no tira penas máximas. Parece incluso surrealista que un jugador, después de estar siendo cada temporada (y ya van ocho con ésta) vilipendiado por la prensa, por la grada y por un país entero hasta unos límites nefistofélicos permanezca tranquilo; bajo un manto inexorable de serenidad y confianza en sí mismo batiendo récords cada año. 


Para iluminar y aclarar el hecho de que sea perseguido por ciertos sectores, conviene no ya sólo leer, tan sólo echar un vistazo y limitarse a contemplar el ensañamiento que arrementen sobre él personas como Alfredo Relaño, director del diario AS, en sus infumables y recurrentes articulos. Suele hablar sobre la indolencia del jugador, sobre su poca garra, sobre sus compañías e incluso sobre sus orígenes. Para más inri, se atreven a decir tales sandeces como que Benzema es "un jugador protegido por Florentino Pérez y por Zinedine Zidane" y que por ello Morata irremediablemente será relegado al banquillo. Hilarante a más no poder. Claro que mención aparte tiene la campaña mediática que se montó a raíz del  presunto caso de extorsión que se cebó con Karim y que del cual no hay ninguna decisión judicial firme al respecto.

También tengo la obligación moral de hablar sobre el trato que ha recibido (y sigue recibiendo) el jugador francés de la propia grada del feudo madridista. Es una perogrullada saber de la exigencia y dificultad que conlleva ser delantero en todo un Real Madrid. Y también lo es de hecho saber que no es tarea fácil, más bien ardua, jugar y hacer tu fútbol; ese que le hace tan especial a Karim, mientras por todos lados se hacen incesantes comparaciones con delanteros de índole radicalmente opuesta. "Es que el Madrid necesita un delantero matador" "Es que Benzema no es un '9'" "Es que no tiene sangre". Todo eso pulula cada domingo en el Bernabéu, pecando de primario, rudimentario y primitivo en ese sentido. Bueno, en ese, y en muchos. Para que engañarnos.

Por último, quisiera manifestar por medio de estas líneas mi más sincero y profundo descontento por la ausencia de Benzema en la pasada Eurocopa celebrada en Francia. Todo ello, producto de una operación política digna de ser castigada capitaneada por Le Pen y apoyada públicamente por el primer ministro francés Manuel Valls. La difamación sociopolítica hizo mella y Benzema no pudo asistir al evento sin que hubiera una decisión judicial firme. Bochornoso.

Para poner broche al final, una frase célebre de Molière resume la vida de Karim. "Cuanto mayor es el obstáculo, mayor gloria es en superarlo". 

Gracias Karim por todos estos años y sobretodo a ti, querido lector.

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