El otro día leí un artículo en LaGalerna.com, en el que el periodista de esRadio Sergio Valentín justificaba y repartía de forma más o menos equitativa las culpas en el ocaso deportivo de Iker Casillas y encontraba culpables en su salida más o menos destemplada del club de sus amores, tras 16 años en “el candelabro”, que diría aquélla…
Mourinho, la Prensa, Florentino Pérez. Hasta la afición tenía su parte alícuota de responsabilidad en la salida del capitán. Una especie de “entre todos la mataron y élla sola se murió”, con el que, si bien se aleja un tanto de la línea oficial de la prensa casillista, estoy en un profundo desacuerdo.
Por tanto, sirvan estas letras para explicar mi modesto punto de vista de las causas o, mejor dicho, de los culpables del ocaso deportivo y personal de Casillas. Una persona que, pudiendo haber salido como un mito, ha acabado saliendo por la puerta trasera y como un perfecto miserable.
Así pues, el principal y único culpable del ocaso deportivo y personal de Iker Casillas es el propio Iker Casillas. Parafraseando a Churchill, Casillas tuvo que elegir entre el deshonor de comprar la protección mafiosa de la prensa y de salvar el prestigio de la Selección o la guerra, que era defender a su club, el que generosamente le ha pagado hasta incluso su salida, frente a los continuos ataques de sus “amigos” (de la prensa y barcelonistas).
Y Casillas eligió el deshonor… y acabó con deshonor y provocando la guerra, especialmente la de la prensa sobre su club y sobre sus propios aficionados, generando una profunda división de la que tardaremos años en recuperarnos.
Por no hablar de su nefasta preparación física. Recordemos que el propio Iker, en aquella inolvidable (por disparatada) entrevista con Iñaki Gabilondo reconoció que en toda su carrera apenas sí pisó el gimnasio. La explicación, por absurda, no dejaba de ser curiosa ya que, según el propio Casillas, ese tipo de trabajo no le hacía falta, al ser poseedor de un talento innato, incompatible por lo visto con el ejercicio físico más elemental.
Por otra parte, ¿echar la culpa a Mourinho? ¿A Florentino Pérez? ¿Por qué a ellos y no a Fernando Burgos, Carmen Colino, Tomás Roncero, Alfredo Relaño, Santiago Segurola, Paco García Caridad, Manolo Lama, Manu Carreño, Antonio Romero, David Alonso y todos los demás “hermanos mártires” en la causa casillista, de sobra conocidos?.
Gente que, además de tener en común y por lo general por un profundo antimadridismo, lejos de hacerle ver a Iker que llevaba tres años espantosos, en caída libre deportiva y sin nivel para un Real Madrid, seguía refiriéndose pomposamente a él como “El Mejor Portero del Mundo”, “El Santo” o “La Leyenda”.
Personas indeseables, sin escrúpulos, que montaron una serie de campañas infames contra Mourinho, Ancelotti (al que Tomás Guasch llegó a tildar de loco por su decisión de poner a Casillas sólo la Copa y la Champions en 2014), Willian Vecchi, al que otro amigo de Iker como Iñaki Cano llamó viejo chocho por preferir a Diego López. O contra el propio Diego o Keylor Navas.
Y Casillas, un tipo marcadamente rencoroso y pagado de sí mismo, fue incapaz de asumir su evidente declive y decidió terminar de creerse esos elogios inmerecidos de sus falsos.
Y todo porque estas personas tuvieron la penosa idea de considerar que Iker Casillas no estaba en condiciones de ocupar la portería del Madrid ya o tuvieron la desgracia de jugar en el lugar de un tipo al que le concedieron el derecho de ser titular per saecula saeculorum, merced a algún tipo de derecho divino que el resto de los mortales desconocemos…
Unas campañas tan infames como desconocidas hasta la fecha y que, lejos de ayudar a Casillas (aunque lograron su primer propósito de devolverle a la titularidad esta última temporada) lo que acabó por conseguir es ponerle a los pies de los caballos. Porque encima esta gentuza nos toma por tontos o peor aún, por gilipollas, tratando de hacernos ver lo bueno que es Iker a los que veíamos cómo cada año el estado de Casillas iba a peor, hasta rozar el esperpento vivido esta temporada.
Así pues, desde hace años hemos tenido que escuchar patochadas descomunales casi a diario por parte de la miríada de palmeros de Iker.
Desde decir que paraba los balones o los mandaba al travesaño con la mirada hasta exculparle de todos los fallos, achacándoselos a todo tipo de factores, siempre ajenos a la nula preparación de Casillas o su estado de forma. Que si la defensa no cierra, que si Nacho y Varane no le dejan ver, que si Khedira le molestó en su salida a por uvas en Lisboa que casi nos cuesta la Décima….
E incluso ya con su marcha, tuvimos que leer a sus periodistas de cámara diciendo que se iba el “jugador más importante de la historia del Real Madrid”, como alegremente afirmó Juan Antonio Alcalá (COPE).
Supongo que para este indocumentado, que seguramente ni es madridista, las figuras de Di Stefano o Gento no tienen ningún valor para la historia de este club…
Por último, Mourinho fue el primero que, junto a Capello en 2006, se empezó a dar cuenta de que el Rey iba desnudo. Pero aquí el huevo sí fue antes que la gallina y Mou sentó a Casillas porque su rendimiento estaba empezando a ser malo y no al revés.
De hecho, Casillas tuvo un decente primer año con Mou y una buena temporada 2012, la de la Liga de los Récords.
Sin embargo, el tercer año de la era Mourinho, además de llegar aquel verano con un evidente sobrepeso y un abandono físico palmario, tuvo un penoso inicio de Liga, justo tras la vuelta de la Euro 2012, brillantemente conquistada por España ante el éxtasis pipero y de los fans del tikitaka. Un triunfo que terminó de encumbrar a la cima periodística a Casillas como parte activa de esa victoria.
Ahora bien, tras meses en los que Casillas tuvo parte activa en la sangría de puntos sufrida entre septiembre y diciembre de 2013, Mou decidió sentarle para darle un toque a ver si espabilaba pero Adán no supo estar a la altura. El suplente demostró que no podía ser competencia y, entre sanciones y su bajo nivel, Iker volvió a la titularidad en enero, hasta la lesión en Valencia.
Aquello motivó la llegada de Diego López y que, de repente, el Madrid cobrase un protagonismo especial en la portería, que volvió a ser un bastión casi inexpugnable durante varios meses y que, muchos que no habían conocido otro portero y otras mañas bajo palos viesen que había vida después de Iker.
A partir de ahí la campaña de los amigos de Casillas fue brutal, inusitada. Cada paradón de Diego fue ninguneado hasta el vómito casi tanto como la forma de exagerar sus pocos fallos, que solían acompañar de la maldita coletilla de “esa la hubiese parado Iker con la gorra”…
Pero héte tú que se fue Mou y llegó Ancelotti y parecía que todo volvería a la “normalidad” (es decir, que Iker debería volver a la titularidad por lo civil o lo criminal).
Entonces, lo que parecía haber sido un triunfo inenarrable de la presión de la “prensa mamadora” (término acuñado por Manolo Lama, por cierto) resultó un fiasco colosal porque el italiano, a poco que vio entrenar al gallego y al de Móstoles, de la mano de su preparador de porteros, escogió a Diego. Y el meta gallego lo hizo bastante bien a pesar de la presión, redoblada desde las huestes casillistas hasta límites ya inexplicables.
Sin embargo, Ancelotti, no sé sabe bien por qué (tal vez porque como dijo él mismo, no iba a pasar a la historia como el entrenador que echó a Iker) se bajó parcialmente los pantalones y le dio al mostoleño la Champions y la Copa. Una Champions que estuvimos a punto de perder precisamente por su culpa en Lisboa y que Sergio Ramos salvó como todos sabemos en aquel histórico 92:48…
Por otra parte, en dicho artículo –en línea con la Prensa del Régimen- se acusó a Florentino Pérez de no “amparar” a su capitán. Un capitán que como tal dio muestras más que de sobra de cobardía y de servilismo hacia otros intereses (defender a sus amigos y a la pax romana en la Selección. sin ir más lejos) pero que contó con el manto protector de la presidencia.
Primero, tras aquello de “Presi, en junio o él o nosotros” publicado en enero de 2013 por Marça y que acabó con la salida de Jose Mourinho del club.
Si fue mentira, porque no demandó al otro diario madridista. Y si fue verdad, por acceder al chantaje y permitir que el entrenador se marchase y no poner de inmediato a los afectados en el mercado y liquidarlos del club.
Segundo, eliminando constantemente la competencia del camino de Iker. Casillas nunca supo luchar por su puesto, acostumbrado a ocuparlo de forma habitual prácticamente desde 2002.
Fue vergonzoso y lamentable ver cómo el club le quitó del camino de la titularidad a Diego López, pese a los méritos más que sobrados del gallego para seguir no ya en el club sino como titular, muy por encima de Casillas.
Pero es que además también permitió que Ancelotti le pusiese de titular indiscutible esta última temporada, por encima de Keylor Navas, más preparado y en mejor forma, actuando por decreto. Por tanto, más protección que esa no se le puede dar a una persona ni tampoco exigir, por parte de otros…
Por útimo, y para más inri, la protección a los pitos ya se la dio Ancelotti, dándole a Keylor el marrón de jugar en el Bernabéu aquellos partidos en los que se avecinaba concierto de pito, especialmente tras malas actuaciones previas de Casillas en Liga o Champions…
En conclusión, hay que decir que nunca fue más injusta esa extensión de basura que los medios están haciendo a todos para responsabilizar de un declive espectacular a gente que no fue ni arte ni parte en esta fiesta.
No os engañemos, Iker y sólo Iker es el culpable de su ocaso…