Desde que Del Bosque dijera que se había despedido de todos menos de Iker Casillas y que el capitán de la Selección no se había portado bien con el cuerpo técnico, ha sido el tema estrella de conversación estos días. Se ha originado una guerra que ha dividido a la Prensa y que ha provocado filtraciones por ambas partes. Los pro casillistas lanzaron el rumor (rumor que por cierto callaban antes sobre que Del Bosque es un mero alineador y que su librillo de entrenador es corto y se basa en "corre más" cuando se va perdiendo), mientras los cercanos a Del Bosque hablaron de la negación a jugar contra Croacia de Casillas.
Pero se han dado cuenta de que esta guerra solo daba alas a los mourinhistas, como ellos llaman a todo aquel que no se pliegue al ideario del periodismo deportivo español, que origina una creencia y a la cual salirse de ella es herejía. Sea así que ambos contendientes han tenido que dejar las armas a un lado y salir a abrazarse y poner paz. Todo ello casi obligado por todos, a fin de que no ganen los malos (como decía Carlos Boyero en un artículo).
Por mucho abrazo y tuit que se profieran, Casillas es un hombre de mucho rencor. Ya lo demostró con su biografía donde recordaba como "le limpiaron Del Bosque y Hierro" del once por Cesar. Por mucho abrazo y tuit ya el mundo sabe que Casillas no es el profesional del que hablaban y que en la guerra contra Mourinho como siempre tenía la razón el entrenador. Y es que los jugadores son egoístas, pero hay que ser cenutrio para ponerse del lado del jugador que solo piensa en sí mismo, que no de un entrenador que si no ganan le terminan dando la patada y por ello siempre hará lo mejor para su equipo.
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