No, este artículo no trata de la Copa de la Liga Inglesa y que el autor no sepa como se escribe el nombre oficial de esta competición. En este breve texto hablaremos de las reveladoras palabras del periodista inglés John Carlin sobre los resultados electorales de las elecciones catalanas del pasado domingo 27 de septiembre.
John Carlin es un periodista inglés conocido en España por salir en el anuncio de un banco hablando con Rafa Nadal sobre cosas muy profundas, aunque no tanto, ni tan aburrido, como para llegar al nivel de una ponencia de Valdano sobre la dialéctica hegeliana (este caballero también escribió la novela que inspiró la película "Invictus", pero eso es un detalle secundario). Ya en 2012 definió a Mourinho como la figura que más repulsa ha creado en España "desde tiempos de Franco", pero pasó muy desapercibido. Cierto es que el artículo en el que soltó la perla no tenía desperdicio, dedicando dos párrafos enteros a un incidente entre el entrenador portugués, la policía londinense y su perro (el de Mou, no es el los Cuerpos de Seguridad de la capital británica). Como había sentado a Topor, estaba de moda darle palos diciendo la estupidez más grande posible, pero es ahora cuando se ha cubierto de gloria.
El sábado, en un ataque de humildad supina, este señor decidió entrevistarse a sí mismo (¿estarían pactadas las preguntas antes de la entrevista?) y cuando le preguntaron / se preguntó las causas del nacionalismo catalán, nos dejó este sesudo párrafo: El rechazo por unos jueces en Madrid de un acuerdo político entre Catalunya y el resto de España; la incertidumbre y ansia de soluciones que ha generado la crisis económica; la incompetencia del partido del Gobierno español; José Mourinho. El entrevistador-entrevistado, impactado ante esta cuasi religiosa revelación, le cuestionó la implicación del luso en el proyecto nacionalista (¿pero no era Guardiola el que salía en las pantallas haciendo campaña?), y fue aquí cuando nuestro flemático amigo construyó un monumento dialéctico que ha de pasar a la historia: Nunca hubo más odio en la relación Madrid-Barça, la medida más visible de la rivalidad entre Catalunya y el Estado central, que cuando el portugués estaba ahí agitando las llamas.
La crítica a la figura de Mourinho me parece una opción comprensible. En mi caso particular, me declaro mourinhista de Mourinho, pero eso no impide que pueda valorar y escuchar distintas opiniones de otros madridistas. Lo que no acabo de entender es la manía de algunos, madridistas y antimadridistas, que consideran al luso culpable de todo mal, incluyendo la crisis económica (real), el reparto de los derechos televisivos (real) y del estreno de la película "Sexo en NY" (no tan real, pero es tan supinamente mala que, como suele decirse, tiempo al tiempo). Mourinho hace tiempo que se fue del Madrid. No voy a negar que a mí me parece que realizó una labor fundamental en este club, tanto desde el punto de vista deportivo como desde el punto de vista social, y por ello le tengo cierto cariño, pero el hecho de que el Chelsea pierda no me quita el sueño. Por otro lado, las victorias de los "blues" son causa de largas noches en vela de gente como Carlin, y de un consumo excesivo de bebidas espirituosas por otros; gente que está más pendiente de lo que haga un entrenador a miles de kilómetros (sí, Carlin, eres escocés y trabajas en España, miles de kilómetros) que de las novedades de su actualidad más cercana geográficamente, mucho más relevante, por cierto.
Desconocía que Mourinho tuviera superpoderes, entre los cuales está desgajar un país, y muy posiblemente no los tenga. El que de verdad vea a Mourinho como causante del auge independentista está automáticamente inhabilitado para hablar de fútbol, de España y de Cataluña, intelectualmente hablando, pues muestra un total desconocimiento de esas tres realidades, o un consumo excesivo de "cups" antes de escribir (aquí el chiste malo que da título a este artículo). Como decía tu conciudadano David Beckham, "fútbol es fútbol, y bueno... sí... fútbol es fútbol". No caigamos en el juego de los equipos segundones que mezclan el deporte con la política, y mucho menos creamos que un simple entrenador, con sus virtudes o sus defectos, puede modelar la situación de un país de más de cuarenta y cinco millones de habitantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario